CONSERVACIÓN
DE BULBOS Y CORMOS
En esta época del
año, es normal el renuevo y recambio de especies en nuestros jardines, donde
las especies características del invierno comienzan a aletargarse, decaer o
desaparecer dando lugar a las especies de verano.
Muchas de estas ornamentales
que culminan su ciclo de crecimiento nos brindan la posibilidad de rescatar
partes de su estructura, las que nos permitirán reimplantarlas el próximo año.
Esto es particularmente importante en especies como Fresias, Ranúnculos (Marimoñas),
Gladiolos, Watsonias, Tulipanes, Narcisos, Jacintos, Ciclamen y algunos tipos
de Calas. De allí la importancia de considerar algunos aspectos relativos a
como extraer los bulbos de estas especies y como conservarlos adecuadamente,
posibilitando su cultivo en la temporada siguiente.
Una vez que la
floración haya terminado y el follaje de estas plantas se haya secado, recién
se procede a realizar la extracción de bulbos y cormos. Es importante tener muy
presente este parámetro, ya que no se debe forzar este proceso o anticiparlo
quedando aun partes activas de la planta, ya que si así lo hacemos, los bulbos
o cormos de las mismas no habrán acumulado la suficiente cantidad de reservas
que les permitirán afrontar los períodos de aletargamiento y conservación, lo
que redundara en una alta mortandad de los mismos por senescencia y ataque de
enfermedades.
Luego cuando no quede
parte viva de la planta sobre la tierra, se puede proceder a sacar el bulbo o
cormo con cuidado. Para esto conviene que la tierra esté relativamente seca, lo
que facilita la tarea de remoción del suelo.
Una vez extraída esta parte de la
planta, se la deja secar en un lugar a la sombra por dos o tres días. Seguidamente
conviene acondicionarlos para guardarlos en una bolsa de papel o caja de
cartón, en lugar fresco, de baja humedad y a la sombra. Pueden disponerse
agrupados, solos (únicamente bulbos y cormos) o bien acondicionados envueltos
en aserrín o viruta de madera secos, mantillo o turba secos. En este último
caso, si bien nos obliga a disponer de un recipiente de almacenaje mayor, la
conservación de estos órganos es mejor, ya que se atenúan las pérdidas de
humedad excesiva de los mismos.
Hecho todo esto,
guardando estos pequeños detalles, podremos disponer de los mismos para plantarlos
en el otoño siguiente.
Respecto a algunas
consideraciones de su cultivo, las bulbosas requieren suelos sueltos y arenosos
y con mucha materia orgánica. Una de las mezclas recomendadas para estas
especiés en general consta de: una parte de resaca, una parte de tierra negra,
una parte de arena gruesa (mejor) media parte de estiércol y una cucharada
sopera de ceniza de madera por planta (todo debidamente mezclado y
homogenizado).
Luego de estos
concejos y aspectos a considerar, esperamos puedan ponerlos en práctica y
disfruten de un florida estación invernal el año próximo.