miércoles, 2 de enero de 2013


CONSERVACIÓN DE BULBOS Y CORMOS


En esta época del año, es normal el renuevo y recambio de especies en nuestros jardines, donde las especies características del invierno comienzan a aletargarse, decaer o desaparecer dando lugar a las especies de verano.

Muchas de estas ornamentales que culminan su ciclo de crecimiento nos brindan la posibilidad de rescatar partes de su estructura, las que nos permitirán reimplantarlas el próximo año. Esto es particularmente importante en especies como Fresias, Ranúnculos (Marimoñas), Gladiolos, Watsonias, Tulipanes, Narcisos, Jacintos, Ciclamen y algunos tipos de Calas. De allí la importancia de considerar algunos aspectos relativos a como extraer los bulbos de estas especies y como conservarlos adecuadamente, posibilitando su cultivo en la temporada siguiente.



Una vez que la floración haya terminado y el follaje de estas plantas se haya secado, recién se procede a realizar la extracción de bulbos y cormos. Es importante tener muy presente este parámetro, ya que no se debe forzar este proceso o anticiparlo quedando aun partes activas de la planta, ya que si así lo hacemos, los bulbos o cormos de las mismas no habrán acumulado la suficiente cantidad de reservas que les permitirán afrontar los períodos de aletargamiento y conservación, lo que redundara en una alta mortandad de los mismos por senescencia y ataque de enfermedades.

Luego cuando no quede parte viva de la planta sobre la tierra, se puede proceder a sacar el bulbo o cormo con cuidado. Para esto conviene que la tierra esté relativamente seca, lo que facilita la tarea de remoción del suelo.


Una vez extraída esta parte de la planta, se la deja secar en un lugar a la sombra por dos o tres días. Seguidamente conviene acondicionarlos para guardarlos en una bolsa de papel o caja de cartón, en lugar fresco, de baja humedad y a la sombra. Pueden disponerse agrupados, solos (únicamente bulbos y cormos) o bien acondicionados envueltos en aserrín o viruta de madera secos, mantillo o turba secos. En este último caso, si bien nos obliga a disponer de un recipiente de almacenaje mayor, la conservación de estos órganos es mejor, ya que se atenúan las pérdidas de humedad excesiva de los mismos.








Hecho todo esto, guardando estos pequeños detalles, podremos disponer de los mismos para plantarlos en el otoño siguiente.

Respecto a algunas consideraciones de su cultivo, las bulbosas requieren suelos sueltos y arenosos y con mucha materia orgánica. Una de las mezclas recomendadas para estas especiés en general consta de: una parte de resaca, una parte de tierra negra, una parte de arena gruesa (mejor) media parte de estiércol y una cucharada sopera de ceniza de madera por planta (todo debidamente mezclado y homogenizado).


Luego de estos concejos y aspectos a considerar, esperamos puedan ponerlos en práctica y disfruten de un florida estación invernal el año próximo.

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