Es una enfermedad grave, zoonotica, re-emergentes,
producidas por un parásito microscópico (protozoario) del género Leishmania y
transmitidas por la picadura de un mosquito muy pequeño (flebótomos) del género
Lutzomyia (vector).
Distribución
Es de distribución mundial (72 países), entre países de
economías desarrolladas y en vías de desarrollo.
La leishmaniasis se puede considerar una enfermedad endémica
donde no se encuentra el vector. En nuestro país el área endémica de
Leishmaniasis Tegumentaria abarca las regiones en las provincias de Salta,
Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Catamarca, Corrientes, Misiones y
Formosa.
Datos de Interés
Existen unas 20 especies de leishmanias patógenas para el
hombre, y 10 han sido aisladas de perros.
Los perros domésticos son un importante reservorio para
algunas formas de leishmaniasis humana. La distribución de los perros
infectados es difícil de calcular debido, por un lado, a la existencia de casos
de perros asintomáticos y, por otro, al largo período de incubación de la
enfermedad que puede alcanzar una duración de 7 años. El perro es el principal
no el único, reservorio urbano de la Leishmaniasis Visceral.
El flebótomo Lutzomyia longipalpis es el vector responsable
de transmisión de la Leishmaniasis Visceral en Argentina.
El ser humano es un huésped accidental en el ciclo de
transmisión de la Leishmaniasis Visceral.
En América Latina se conocen dos formas clínicas, la
Tegumentaria (LT) y la Visceral (LV) que son transmitidas por mosquitos muy pequeños
(flebótomos), y producidas por diferentes especies del parásito Leishmania.
En Argentina la Leishmaniasis Tegumentaria (especie
habitualmente encontrada, especialmente en Misiones L. braziliensis), es
endémica; una forma de Leishmaniasis que presenta manifestación cutánea en la
primoinfección y lesión mucosa en aproximadamente el 20% de los casos cutáneos
no tratados.
Los fenómenos climáticos inusuales y fundamentalmente los
cambios ambientales relacionados con migraciones a áreas boscosas y rurales, o
desde ellas a zonas periurbanas boscosas se vinculan con la aparición de brotes
epidémicos.
Las grandes epidemias de esta forma de Leishmaniasis
Americana se relacionan generalmente con el trabajo de deforestación,
modificaciones en el medio o actividades relacionadas a zonas de vegetación
arbórea densa, como pesca, explotación de petróleo, etc.
En otro orden, la Leishmaniasis Visceral en América Latina
es una zoonosis urbana y rural grave, potencialmente fatal y epidémica,
producida por el parásito Leishmania Donovani Chagasi, de importancia en salud
pública dada la incidencia de humanos inmuno-competentes, con reservorio
principal en el perro doméstico, y transmitida en el sur del continente
exclusivamente por un insecto de la especie del complejo Lutzomyia Longipalpis.
Ninguna de las formas genera inmunidad y puede presentarse
infección subclínica o asintomática.
Signos clínicos de la leishmaniasis canina
Los signos clínicos de la leishmaniasis a diferencia de lo
que se creía puden ser de amplia presentación. Los signos que se observan con
mayor frecuencia en la clínica diaria son:
- Lesiones en piel, desde pequeñas zonas alopecicas o como ronchas hasta grandes zonas ulcerosas, con tendencia a no cicatrizar. Son usualmente simétricas, crónicas y no pruríticas.
- Pérdida de peso o pérdida de apetito, de presentación progresiva.
- Linfadenopatía local o generalizada.
- Lesiones oculares, como blefaritis asociada con dermatitis faciales en muchos casos.
- Epistaxis , asociada con la inflamación y ulceración de la mucosa nasal.
- Claudicación, puede deberse al crecimiento exagerado de las uñas.
- Anemia.
- Falla renal que se produce como resultado de la glomerulonefritis asociada a los inmunocomplejos.
- Diarrea, causada en casos esporádicos por una colitis ulcerativa.
- En casos más avanzados, la disminución de la actividad física es evidente. Los signos presentan una evolución lenta pero progresiva, con una pequeña o muy leve respuesta a los antibióticos o glucocorticoides.
Diagnóstico de la leishmaniasis
Diagnóstico clínico
La leishmaniasis no puede ser diagnosticada solamente
mediante la observación de los signos clínicos por las siguientes razones:
- Los perros examinados podrían estar infectados pero aparentemente sanos. Estos animales podrían estar incubando la leishmaniasis (casos de prepatencia), permanecer asintomáticos de por vida o podrían curarse espontáneamente.
- Cuando los signos clínicos están presentes no son específicos y pueden ser compatibles o enmascarar otras enfermedades.
Además, se han descripto formas atípicas de leishmaniasis
canina. Algunos casos presentan dermatitis localizada, colitis crónica y
desórdenes de los sistemas cardiovascular, respiratorio y músculo-esquelético.
Esto complica el diagnóstico clínico aún más.
Test de laboratorio
Los métodos diagnósticos mas usados para la leishmaniasis
son:
- Parasitológico: examen microscópico.
- Serológico: detección de anticuerpos.
Método parasitológico: Consiste en la demostración de los parasitos con tinciónes
de muestras tomadas de médula ósea o en aspirado de los nódulos linfáticos o
improntas de las lesiones si las tuviese el animal.
Método serológico: Debido a que el perro enfermo clínicamente desarrolla altos
niveles de anticuerpos circulantes, los test serológicos son una herramienta
importante para el diagnóstico.
Kits rápidos: Los kits comerciales para la detección rápida de anticuerpos
se usan mucho. Son fáciles de usar y dan un resultado en 10 minutos. La
eficacia diagnóstica de estos kits ha sido evaluada y se encontró que la
especificidad fue razonable.
Prevención de la leishmaniasis
Profilaxis
Una forma más económica y eficaz de control, donde los
perros se saben reservorios, es prevenir la picadura de los flebótomos, y así
la transmisión de la enfermedad.
Lo cual lo podemos hacer con:
- La colocación a los perros de collares impregnados con deltametrina, que actúa de forma prolongada como un almacén que se libera en la capa lipídica de la piel durante 6 meses. Éste método no requiere un equipamiento caro o personal entrenado para su uso. Si lo combinamos con un buen programa sanitario y de control veterinario, los resultados son muy buenos.
- La aplicación de pipetas repelentes para mosquitos cada 25 o 30 días, son un buen método de prevención.
Se recomienda extremar las medidas si vamos a ir a zonas
donde los indices de enfermedad son altos.
Tratamiento de la leishmaniasis
El tratamiento de la leishmaniasis canina es difícil. Los
fármacos usados son caros y todos requieren regímenes de varias dosis, lo que
supone numerosas molestias tanto para los dueños como para el paciente. Existen
frecuentemente recaídas de la enfermedad clínica después del tratamiento y
muchos de los fármacos tienen efectos secundarios importantes. No hay cura
parasitológica para la enfermedad, sólo podemos resolver los síntomas clínicos.
Estos son algunos
conceptos referentes a esta dolorosa enfermedad que afecta principalmente a los
perros, por lo tanto les recomendamos charlar siempre con el profesional
veterinario de su confianza para aclarar dudas.
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